'El puente de los espías' ('Bridge of Spies', Steven Spielberg, 2015) comenzó a coger forma dentro de la cabeza del guionista, Matt Charman. El susodicho se presentó en los estudios de DreamWorks Pictures, donde le presentó esta historia a, ni más ni menos, Steven Spielberg. Por aquel entonces, el director de 'La lista de Schindler' ('Schindler's List, 1993), 'Salvar al soldado Ryan' ('Saving Private Ryan', 1998) y 'Atrápame si puedes' ('Catch Me If You Can', 2002), entre otras, no tenía ni idea de la historia que tenía entre manos Charman. Sí que es cierto que el cineasta había oído hablar del caso de Francis Gary Powers, que le pilló a los 13 años. En cuanto vio toda la información que había sido llevada a los estudios californianos, tradujo todo el entusiasmo de Charman en la necesidad de hacer una película con todo el material proporcionado. A todo ello hay que sumar el talento del dúo formado por los hermanos Ethan y Joel Coen, quienes fueron parte de los guionistas de la producción junto a Matt Charman.
Así nació este thriller sobre la Guerra Fría. Mientras el espectador se sumerge en esos mundos que estaban a punto de tocar la sexta década del siglo XX, notarán la tensión del ambiente, sin necesidad de que haya un conflicto físico. Porque así fue en realidad la Guerra Fría.
Mark Rylance, actor británico más acostumbrado al teatro que al séptimo arte, hace un tremendo trabajo para dar vida al espía soviético conocido por su nombre en clave: Rudolf Abel. Spielberg ya quiso trabajar con Rylance en los años 80, siendo rechazado por éste por preferir el escenario antes que las cámaras. En esta ocasión, no lo hizo y se vio recompensado por el tremendo talento y saber hacer del inglés. En una época en la que la tensión acumulada por ambas partes (Estados Unidos y Unión Soviética) podía estallar en cualquier momento, Rudolf Abel fue fiel a su patria y mantuvo la calma, hecho bien reflejado por Mark Rylance. En la 69ª edición de los BAFTA, Mark Rylance se ha llevado el Premio al Mejor Actor Secundario por su rol en este film.
Tom Hanks, en cambio, es el encargado de introducirnos a James B. Donovan, un abogado norteamericano de origen irlandés, que se presta a defender al espía Rudolf Abel. Hanks, que ya había trabajado con Spielberg en 5 películas más, tuvo la difícil tarea de mostrar un Donovan que, hoy día, sería el ejemplo perfecto de cómo debe comportarse un jurista ante su defendido y ante la Ley. La justicia debe ser igual para todos. Nadie en Estados Unidos quería defender a un espía ruso en los años 60. James B. Donovan supo superar las adversidades y creó un vínculo especial con Rudolf Abel. Esto lo plasman Hanks y Rylance de una manera fantástica.
Austin Stowell es quien entra en juego, como el piloto americano que toma parte en esta trama que ocurrió en la vida real: Francis Gary Powers, ya mencionado con anterioridad. Su papel es clave en este juego que mantuvieron los estadounidenses y los soviéticos. El trabajo de Stowell no tiene tanta relevancia como el de los anteriores, ni como el de Will Rogers, que encarna a Frederic Pryor, el tercero en discordia en este trueque a tres bandas.
Todo concentrado en un puente. El destino de Estados Unidos y de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en manos de tres personas: Rudolf Abel, Francis Gary Powers y Frederic Pryor. Todo ello, con la tensión imperante en ese momento y con la música de fondo del maestro Thomas Newman, hijo del gran Alfred Newman, hacen de 'El puente de los espías' un thriller epléndido, con actuaciones de nivel, cuya tensión y realismo se palpan en el ambiente.
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